Desde el caos inicial que simboliza el desorden cósmico, hasta la extrema disciplina de la forma, asumiendo la forma de figuras geométricas simétricas, cuyo arquetipo más perfecto es el círculo.

La primera suposición era mostrar la destrucción y al mismo tiempo la transición de una forma a otra. El momento de la explosión de la supernova y la enorme energía liberada durante este proceso. Al observar este fenómeno desde una gran distancia, se podría decir: la hermosa muerte de una estrella. Utilizando los medios de la pintura, deseo mostrar un fenómeno no solo físico sino también metafísico. La exhibición simbólica del fenómeno de la continuidad y la indisolubilidad de dos elementos: el espíritu y la materia. La energía liberada durante la explosión, esparciendo polvo de estrellas en el espacio, creando la semilla de nueva vida, nuevos seres, es constante y es el motor de todo cambio.

Mi aspiración es llevar al espectador al interior de la pintura centrando su atención en su punto central, para que pueda sentir las vibraciones de la energía y hacer que quiera adentrarse y mirar ya no al centro del fenómeno, sino a su epicentro.

Se trata de cruzar la frontera entre el mundo material y el mundo de los sentimientos y la intuición. El punto es pensar y sentir más profundamente en lo que está justo debajo del proceso efectivo y violento de destrucción, de causa y efecto. Al sentido mismo de transformar la vida en muerte, y ésta, a su vez, en otra forma de existencia ulterior. Por lo tanto, mi suposición es enfocarme no en el centro del fenómeno, sino más bien, explícita e incondicionalmente en su «EPICENTRO». Pues cuál es la causa inmediata del cambio de una forma a otra. Mirando hacia ese punto imperceptible e inconsciente para el espectador, y que es la zona de mayor concentración de energía. Revela y simboliza todo el sentido del cambio y la transformación: este epicentro icónico de importancia ilimitada es el tema de mis experimentos creativos.

La inspiración con esta filosofía resultó en la creación de un concepto para el título de esta completa serie.

También es mi intención mostrar cuánta energía se puede liberar en una forma limitada y simple, que es un círculo. Parecería que una figura geométrica es una forma estable e inquebrantable, limitada por sus bordes, delineada sin ambigüedades. Sin embargo, cada figura, a través de su marca, se desprende del suelo y de la voluntad de alguien a partir de la cual fue creada, lo que también resultó en una cierta carga de energía. Llenar esta forma con color intensifica aún más esta energía. Agregar pintura a esta posición direccional aumenta la tensión y hace que la figura geométrica asumida, estrictamente definida, sea inquebrantable para vivir su propia vida.

Provoca que los límites de esta figura dejen de estar claramente definidos y se fusionen nuevamente con el entorno a partir del cual fue creada. Es como intentar mostrar la pulsante transición de las formas. Usé aquí los supuestos y la filosofía del precursor del arte moderno y fundador de la corriente conocida como suprematismo de Kazimierz Malewicz. Limitando la superficie a figuras geométricas llenas de color. El ejemplo más destacado de ello es su Cuadrado negro, que marca nuevos rumbos y abre nuevos campos de exploración, que constituyen los cimientos de una nueva filosofía del arte contemporáneo.

La segunda idea para la construcción técnica de mis pinturas se inspiró en las obras de Jackson Pollock, donde a través de una colocación aleatoria y estadísticamente impredecible de pintura sobre el lienzo, construye su propio, a pesar de todo, un mundo extremadamente ordenado.

Otro supuesto importante, en el que se basa la creación de mis obras de arte, es mostrar la dualidad de la naturaleza. La naturaleza humana y la naturaleza en general. Así como existe el bien y el mal, la luz y la oscuridad, el espíritu y la materia, cada una de mis pinturas de la serie Quantum Epicentro tiene dos caras diferentes. Uno de ellos es visible a la luz del día, pero el otro solo se puede ver cuando se ilumina con luz ultravioleta. En este caso, la idea de crear las pinturas se inspiró en la filosofía de Planck, destruyendo la teoría tradicional de la estructura ondulatoria de la radiación luminosa en favor de su carácter cuántico. O mejor dicho, una introducción a la física del concepto de teoría del caos. De ahí la segunda parte del nombre de la serie de mis obras, Quantum, que de manera muy simplificada se podría llamar Obras Radiactivas.